El cine documental está logrando altos niveles –en contraste con el deplorable cine de ficción–, según algunos expertos. El lugar más pequeño, producción mexicana de la directora mexicana/salvadoreña Tatiana Huezo Sánchez, retrata la vida de la gente que sobrevivió la guerra civil que tuvo lugar en El Salvador de 1979 a 1991, y que dejó más de 70 mil muertos y miles de desaparecidos. El impacto en el público ha sido muy fuerte y ha conseguido el reconocimiento del jurado de distintos festivales.
Entre ellos, el Festival Internacional de Cine de No Ficción y Medios Electrónicos del MoMA, que ha elegido a El lugar más pequeño para inaugurar dicho festival el próximo 16 de febrero, en Nueva York.
Para la directora, “la película es un espejo donde es posible verse reflejado, en el dolor, el amor y la locura que hay en los personajes. Sabemos quiénes son y qué han perdido, dignos en su dolor, orgullosos de estar ahí, sabiendo que reír a carcajadas ayuda a curar el alma.”
El festival del MOMA, este año cumple su 11ª edición, ofrece una gama de categorías creativas que extienden la idea de la forma documental, examina la relación entre el arte contemporáneo y el cine de no ficción, y reflexiona sobre las nuevas áreas de la práctica de no ficción.
Este año el festival incluye largometrajes y cortometrajes documentales, una retrospectiva de obras procedentes de 30 años de activismo en medios de comunicación, y un seminario sobre la base de datos de la práctica documental. Gran parte de los documentales son estrenos y en su mayoría contarán con la presencia de los directores.
El lugar más pequeño recibió el apoyo de la Beca Gucci-Ambulante, y ha sido galardonada con 33 premios y menciones tanto nacionales como internacionales